Cuando enseñar se convierte en una oportunidad para transformar vidas, porque educar no es un trabajo. Es un acto de fe. Es creer que detrás de cada rostro cansado, de cada detrás de cada mirada apagada, existen sueños que merecen ser despertados. Esta soy yo cuando estaba en quinto año de educación general básica. Si ven, me veo triste. No me gustaba ir a la escuela y siempre mentía. Es que me duele la barriga, es que me duele la cabeza, es que los zapatos no me quedan y no puedo caminar. Pero esto tenía u ...